
La superficie caería un 5%. Solo se cosechó el 58% de la soja que se esperaba al comienzo de la campaña.
Tras la peor sequía en décadas, en la previa de la campaña de invierno, con suelos casi tan secos como el 2009, se estimaba que la superficie de trigo podía llegar a reducirse en 1 millón de hectáreas respecto del ciclo 2022/2023, convirtiéndose en una de las más bajas de la década. Pero las abundantes lluvias de fines de mayo llegaron al este de la región pampeana justo a tiempo para evitar tan abrupta caída y ahora, se calcula que que la caída interanual será de solo un 5%.
Las precipitaciones de mayo dejaron acumulados que duplicaron y hasta triplicaron las medias mensuales en el este. Entre Ríos, el centro y el este de Santa Fe, y el este y sudeste bonaerense recuperaron sus posibilidades de aumentar el área triguera. No obstante, la franja oeste de la región continúa con déficit hídrico: el oeste de Buenos Aires, La Pampa y Córdoba son las áreas más comprometidas.
En este nuevo escenario, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), estima una superficie de trigo durante la campaña 2023/24 de 5,6 millones de hectáreas. Esto significa que la intención de siembra del cereal sería un 5% menor que en el ciclo anterior cuando llegó a 5,9 millones de hectáreas.
“Trazando un escenario productivo con 200.000 hectáreas que no lleguen a cosecha y un rinde promedio de 30 quintales por hectárea (redondeado de las últimas cinco campañas), Argentina podría producir 16,2 millones de toneladas“, indicaron los especialistas de la BCR.
Al momento, según el relevamiento de la entidad rosarina, el avance de las labores de siembra de trigo es de 31% a nivel nacional y muestra un avance de 4 puntos porcentuales respecto al 2022 cuando se llevaba sembrado el 27% para la misma fecha.
Zona por zona
De acuerdo con la BCR, esta campaña la provincia de Córdoba dejaría de sembrar unas 180.000 hectáreas de trigo, pasando de 880.000 a 700.000 hectáreas. Esto representa una caída interanual de alrededor del 20,5%. “Los cordobeses señalan en las encuestas que este año no hay agua y que el riesgo es demasiado grande. Los porcentajes de caídas están entre un 10% a 60%”, contaron los técnicos de la Bolsa.
En Buenos Aires, se estima un recorte de 140.000 hectáreas, un 5,5% del área, pasando de 2,54 a 2,40 millones de hectáreas del cultivo. Sin embargo, la BCR anticipó que una cantidad importante de lotes de cebada podrían pasar a trigo este año, sobre todo en el sudoeste bonaerense que presenta muy buenas condiciones hídricas para la campaña fina.
Por su parte, tras una pésima campaña gruesa, Entre Ríos podría tener una revancha con el trigo. Según la Bolsa de Cereales de Entre Ríos, en la provincia se sembraría un 11% más de trigo.
Por el contrario, La Pampa haría un importante recorte este año, con una caída del área triguera de un 27% respecto al ciclo anterior.
Las lluvias de mayo cambiaron el panorama en el este y el centro de Santa Fe. “Hace un mes se esperaba una caída contundente, pero hoy la siembra sería apenas mayor que la del año pasado”, adelantó la BCR.
La entidad señaló que en esta campaña se avizora una marcada tendencia a limitar la fertilización y realizar planteos con dosis de nitrógeno y fósforo bajas a medianas. “Tras los resultados de la sequía se quiere gastar lo menos posible. Se espera que luego del escaso desarrollo y el fracaso productivo de los cultivos de verano, los nutrientes que han quedado en los suelos logren suavizar la caída en inversión que habrá en el cultivo en esta campaña”, argumentaron desde la Bolsa rosarina.
Los restos de la soja
A poco de finalizar, las estimaciones de producción de soja siguen desplomándose. La cosecha proyectada por la BCR cayó otro millón de toneladas en junio, pasando de 21,5 a 20,5 millones de toneladas.
“Con el 96% de avance de cosecha, llega el final de una campaña extremadamente mala. Habrá un 58% menos de soja de lo que se esperaba producir a principios de la campaña”, sostuvieron los técnicos de la entidad.